viernes, 8 de mayo de 2015

GRACIAS POR VUESTRO SEGUIMIENTO



Chicos, siento comunicaros que las publicaciones de este blog han llegado a su fin.


Ha sido un placer compartir con vosotros estos cinco años de trayecto. 


Muchos han sido los conceptos de teoría mágica compartidos, discutidos y analizados. 



Empiezo un nuevo proyecto e inicio un nuevo blog:





En este nueva ventana se seguirá ahondando en los principios de teoría mágica, además de tratar una nueva herramienta muy poderosa: el enfoque trascendente en magia.

También compartiré efectos y rutinas personales donde se aplican todos estos conceptos.

Y otra novedad: además de la palabra escrita, por fin me estrenaré en el formato VÍDEO.



Una vez  más, Gracias a todos.


Abrazo,


Mariano.



miércoles, 31 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO NUEVO por Mariano Vílchez



Hola a todos los lectores y seguidores del blog.

Escribo este post para deciros que estoy en proceso de revisión del libro de teoría del que os he ido hablando a lo largo de algún artículo del blog y que -después de varios años y a pesar de mi pereza- parece que al final va a salir a la luz.

Más de 350 páginas hablando de teoría mágica, con ejemplos de efectos donde he incluido más de 160 principios teóricos -algunos se han tocado en el blog- con los cuales creo sinceramente que nuestra magia puede alcanzar su máximo potencial.

En fin, espero anunciaros pronto el cierre final de la obra. De momento, estoy con las pilas puestas, ya que tengo muchísima ganas de compartir este trabajo con vosotros.

Gracias a todos los que me habéis animado a seguir con este proyecto, ya sea animándome personalmente, ya sea leyendo y/o siguiente el blog.

En estas fechas especiales os invito a que buceéis en tres artículos antiguos que pueden ser interesantes de leer en estas fechas.

Si estás dudoso acerca de lo que puedes comprar de magia o pedir a los reyes, te recomiendo El síndrome de Santa Claus y El Arte de hacerse un repertorio.

Finalmente, te invito a bucear en La Magia y el Asombro, un artículo publicado el blog Tertulias Mágicas Granadinas de Luis Arza, escrito en 2010 y que sigue siendo uno de mis favoritos.



¡¡¡Feliz año nuevo!!!



Foto de cabecera: www.feliznavidad2014x.net

martes, 2 de septiembre de 2014

EL RITUAL DEL CUMPLEAÑOS por Mariano Vílchez





La mayoría de las técnicas estructurales que propician la resistencia al análisis de un juego (solicitud innecesaria de información, teoría de lo demasiado obvia, falsa pista, reserva de eficacia, falsa proximidad…), a menudo apuntan a contrarrestar sospechas o, en el mejor de los casos, a evitar a que se formen siquiera. Sin embargo, tal vez fuera útil combatir no sólo el propio análisis, sino también la propia tendencia al mismo.

La tendencia al análisis surge por la sencilla (y rotunda) necesidad de explicar lo aparentemente imposible. El no hacerlo genera la frustración del desconocimiento, el malestar de lo irracional.

¿Pero qué pasa cuando, sobre el efecto planearan otras ideas, otros significados que el espectador está invitado a concretar? En ese caso, a poco que se deje seducir, el espectador navegará por otra dimensión del efecto y su tendencia al análisis quedará dormida, atrapada y seducida por el sentido.

En palabras de Robert. E. Neale, meaning is the best misdirection. En castellano, la mejor misdirection es el significado, el sentido.

Una madre está con su niño en el jardín de la casa. Fuera, tras la verja hay una carretera peligrosa de mucho tránsito. La madre quiere evitar a toda costa que el niño salga fuera, exponiéndose al peligro de los coches.

Tiene dos opciones:

a. Cerrar con llave con llave la puerta de la verja. Advertirle al niño del peligro y explicarle por qué no puede salir o incluso amenazarlo con algún castigo.

b. Buscar una ocupación atractiva para el niño en el jardín, algún juego que estimule su imaginación de modo que se olvide de la verja y de la calle.

Aunque ambas opciones son recomendables, la segunda opción es la más creativa (y tal vez la más eficaz, combinándola con la primera), ya que, en el primer caso, el niño se sentirá tentado por la prohibición y no dejará de pensar en la posibilidad de salir, aprovechando tal vez en el momento en que la madre descuida su vigilancia para hacerse con la llave o incluso saltar la verja.

Sin embargo, si la actividad del jardín es divertida, el niño se implicará en el juego olvidando su necesidad de salir.

La verja y la carretera representan la salida lógica, la necesidad de explicación del efecto. La actividad en el jardín es la idea seductora. Al quedar subyugado por la idea-actividad, ya no hay tanta necesidad de esforzarse en ocultarle el truco o el método al espectador, advirtiéndole que la carretera es peligrosa y de que no merece la pena salir  (además de cerrar la puerta de la verja a cal y canto).

El niño-espectador ha quedado seducido por la idea-actividad juego del jardín/tapete en la que se implica lo suficiente como para olvidar la posible salida lógica[1].

Pero al margen de esta primera ventaja, el hecho de que el contenido del efecto, su mensaje o idea pueda distraer al espectador de su tendencia a analizar, nos encontramos además con otra capital. Y es que el espectador no queda tan frustrado por lo imposible, ya que ahora tiene la posibilidad de interpretar el propio efecto para su beneficio, por mero entretenimiento o por la sencilla satisfacción intelectual de haber aprehendido algo más allá del supuesto efecto físico.

Varios son los aspectos tratables a través de este enfoque del sentido: el halo de mago, la psique del espectador, el propio efecto y el contexto. De los cuatro, nos quedamos hoy con este último. Y dentro del contexto, de entre las dimensiones de espacio y tiempo, nos detendremos en esta última.

Lo mismo que el monologuista se beneficia de introducir temas cadentes de actualidad en sus textos, captando con ellos la atención del público en pos de un humor efectivo, también la sesión se magia se puede beneficiar con la referencia de un suceso reciente.

Recuerdo en un Alicante Mágico una actuación posterior a un partido del mundial de Sudáfrica. España había jugado un larguísimo y duro partido ganado in extremis con prórroga y penaltis. Durante la gala, creo que fue Román García (que algún lector presente en el evento me corrija si mi memoria me engaña) quien realizó un divertido efecto con la temática de un partido de fútbol. Estoy seguro de que en este contexto la diversión superó con creces a la tendencia al análisis de los que estábamos allí, todavía con la emoción del partido en el cuerpo.

Por otro lado, hay fechas propicias que por su significado pueden generar un ambiente especial en la sesión, dando un significado más potente a ciertos efectos. Halloween, por ejemplo, conferirá un halo especial a todos los efectos espiritistas o mentales que realicemos en tal fecha. Otro momento propicio es la noche de San Juan, para la que existen muchos de rituales de magia populares. Aprovechar alguna de estas fechas para realizar un efecto coherente con ella puede suponer un impacto especial en los espectadores, estimulado su imaginario más allá de la natural tendencia a analizar lo imposible.

¿Y qué hay de los cumpleaños? Normalmente se trata un día bastante especial para el protagonista, que estará particularmente receptivo a juegos relacionados con deseos o con la buena suerte en general. En este caso potenciamos tres de los cuatro aspectos tratables por este enfoque del sentido: la fecha, la psique del espectador y el propio efecto que adecuaremos para tal fin.

Yo realizo a veces una carta al número de Daryl muy adecuada para la ocasión.



EFECTO

El espectador elige una carta y la devuelve al mazo. Tras cortar otro espectador varias la baraja hasta su satisfacción, el mago le dice al protagonista que va a realizar un pequeño ritual que sólo puede salir bien los días de cumpleaños. Le entrega entonces la baraja y le pide que la corte según un ritual preciso mientras piensa en un deseo que le gustaría conseguir.  

A continuación el mago recoge la baraja tal como ha quedado con los cortes del espectador y le pide a todos los presentes que canten el cumpleaños feliz, mientras va echando cartas cara abajo encima de la mesa, una carta por cada sílaba subrayada de la canción.

Cumple a  ños fe liz, cumple a  ños fe liz, te dese a mos to dos, cumple a  ños fe liz.

Al final, en la última sílaba, el mago se queda con la carta que sostiene en ese preciso momento, pero sin echarla en la mesa. Tras preguntar por  la identidad de la carta elegida, el mago gira la carta.

¡Es la elegida!



PREPARACIÓN

Necesitas realizar un crimp en la carta inferior de la baraja. A continuación añades 20 cartas bajo la carta con crimp. En definitiva, te queda la baraja con un crimp en posición INF 21 (la 21 desde abajo). Para que entiendas el propósito de esta preparación, si ahora colocaras una carta elegida sobre el mazo y cortases varias veces, sólo tendrías que cortar por el crimp para que la carta elegida quedara la 21 desde arriba.



EJECUCIÓN

1. Le dices a la persona que cumple años que vas a realizar un curioso ritual donde normalmente sucede una coincidencia increíble, siempre, claro, que se haga el mismo día del cumpleaños.

2. Le das a elegir una carta de la baraja preparada con el crimp del siguiente modo. Empiezas a pelar cartas como si de una mezcla por arrastre se tratara y le pides que te para cuando quiera. Cuando lo hace, la carta que acabas de pelar con el pulgar izquierdo sobre el paquete de la misma mano, se la entregas para que la vea y la enseñe al grupo. Mientras lo hace, colocas el paquete de la mano izquierda sobre el de la derecha. (Como puedes apreciar si sigues esto cartas en mano, la parte inferior de la baraja no ha sufrido modificación alguna, la carta con crimp sigue estando la 21 desde abajo.)

3. De nuevo empiezas a pelar cartas y le pides que te pare cuando lo desee. Cuando te detiene, le pides que coloque la carta elegida sobre el paquete de la mano izquierda y a continuación echas encima el resto del mazo que está en tu mano derecha.

4. Colocas la baraja en la mesa y le pides a algún otro espectador que corte y complete cuantas veces quiera. Cuando ha terminado, recapitulas lo ocurrido y, al comentar que ha cortado cuantas veces ha querido, aprovechas el comentario para cortar tú mismo por el crimp, como ejemplificando lo que estás diciendo (cobertura por explicación o ejemplificación).

En este momento la carta elegida está la 21 contando desde arriba (compruébalo, si sigues esto con las cartas en mano).

5. Le entregas la baraja al espectador que cumple años y se la colocas en la mano izquierda en posición de dar. Le dices que el ritual va a comenzar. Con la mano derecha, tiene que cortar un paquetito de las cartas que sujeta con la izquierda y colocarlo sobre la mesa (lo llamaremos paquete A).  Mientras lo hace, le pedimos que piense en un deseo.

A continuación le pedimos que corte otro paquetito de la mano izquierda y lo coloque también sobre la mesa, a la derecha del primer paquete A (a este nuevo paquete lo llamaremos paquete B). Mientras lo hace, le pedimos, por ejemplo, que imagine que su deseo ya se ha cumplido.

Finalmente le pedimos que coja el grupo de cartas que le queda en la mano izquierda y que lo coloque a la derecha del paquete previo, el B (a este último paquete lo llamaremos paquete C). Mientras lo hace, le pedimos que piense en una acción que pueda realizar y que puede acercarlo a su deseo.

En resumen, en la mesa, de izquierda a derecha, están los paquetes A, B y C.

6. Ahora le pedimos al espectador que recomponga la baraja cogiendo el paquete A y colocándolo sobre B y luego tomando ambos juntos y colocándolos sobre C. 

Si realizas los puntos 5 y 6 baraja en mano, observarás que lo se está realizando es un falso corte múltiple. La baraja sigue con la misma ordenación y, por tanto, con la carta elegida en posición 21 (falsa discontinuidad).

 ¡El espectador se ha hecho un falso corte a sí mismo!

7. Coges la baraja, insistiendo en que se queda tal y como la ha dejado el espectador con sus cortes, para seguir, de forma precisa, con el ritual. Ahora le pides al grupo que le cante al protagonista el cumpleaños feliz.

Siguiendo el frase indicando más arriba, vas echando una carta por sílaba subrayada (si lo ensayas un poco, verás que el ritmo de dadas encaja perfectamente con la canción).

Al final, por coincidir el número de sílabas con el de la posición de la carta elegida, te quedas con esta carta en la mano en la última sílaba de la canción. Ahora, sin dilación, le preguntas al espectador cuál era su carta.  En cuanto te la dice, giras la que tienes entre manos, al tiempo que añades: “Feliz cumpleaños”.

Al comprobarse la coincidencia, el impacto es demoledor.



COMENTARIOS TEÓRICOS

1. Para que el enfoque del sentido sea efectivo, el efecto no debe saber a truco de magia, sino a ritual de buena suerte. Cuando lo realice, el mago (o más exactamente el yo mágico, en términos de Gabi) debe creer que realmente la coincidencia se suele producir por sí sola. De hecho, si se ha realizado el efecto varias veces, es fácil interpretar y creerse esa sensación. El guión interno debería ser algo así como: “No sé por qué funciona pero siempre flipo con esto.”

2. El efecto original de Daryl usa otro método para controlar la carta en posición 21. El que he descrito aquí es el que me resulta más cómodo y económico. Por otro lado, creo que el falso autocorte añadido es bastante efectivo, tanto a la hora de esbozar el ritual como a la hora de despistar por completo a posibles espectadores analíticos. El espectador corta e, inmediatamente después, el mago reparte cartas con la canción y se encuentra la carta. Para un profano esto es un callejón sin salida para cualquier intento de análisis.

3. No desprecies el falso autocorte (que aprendí del gran Jim Swain) pensando en que no va a colar. Es muy engañoso, lo verás cuando lo pruebes. De hecho, sí reconstruyéramos los paquetes de derecha a izquierda en vez de izquierda a derecha, sí que daría la sensación de que estamos anulando el corte, cuando realmente lo haríamos efectivo. ¡Una maravilla óptica!

La idea de que el propio espectador se realice un falso corte a sí mismo no está muy extendida en la literatura mágica, al menos yo no la he encontrado.

4. El control es muy engañoso. Yo lo llamo control por carta guía móvil. Incluso para magos noveles que conocen la carta guía, este manejo despista por completo, pues al mezclar, la existencia de una carta guía “fija” es difícil de concebir.

 El manejo original se realiza con mezcla hindú pero creo que la mezcla por arrastre cumple el mismo fin y es más natural y común entre profanos. Por supuesto, aquí la carta guía es una carta con crimp o con burbuja (de modo que se corte debajo de ella).

Para que no resulte llamativa la forma de devolver la carta, se da a elegir de forma similar, pasando cartas por arrastre. Esta idea de coherencia de manejos se la he escuchado muy a menudo a Manu Montes.

Por otro lado, la cobertura explicativa de cortar por el crimp al recordarle al espectador cómo ha cortado, hará, en muchos casos, que el manejo se olvide.

Al final, parecerá que el espectador elige una carta, la coloca donde quiere y que, ipso facto, tras un corte que él mismo ha hecho, se canta la canción que culmina con la carta. ¡Ahí es nada!

5. Finalmente hay que añadir una última curiosidad. Y es que el aplauso que se consigue al final es muy especial, pues resulta de la combinación del asombro compartido, del éxito del ritual (si hemos sabido transmitir ese espíritu) y de la felicitación por el cumpleaños, que se vuelve a realizar (¡Feliz cumpleaños!) en el mismo momento en que se revela el clímax.






[1]En 2009 ya utilicé esta metáfora (sacada de un libro de Edward de Bono sobre creatividad) en un artículo que escribí para el blog Tertulias Mágicas Granadinas. En el artículo en cuestión trataba de comparar los enfoques ficcional y realista en magia.

El dibujo de la tarta se ha sacado de la página "www.galeria.dibujo.net".

sábado, 31 de mayo de 2014

TÉCNICA INEXISTENTE por Mariano Vílchez




Tras reflexionar a lo largo de mucho tiempo sobre el concepto de técnica inexistente acuñado por Luis García, he desarrollado una serie de puntos que os enumero a continuación como epígrafes.
Este término aparece en primer lugar dentro del apartado de las doce claves de la cartomagia de segundo orden  del libro El arte de las cartas

El trabajo de Luis García abre varias frentes de estudio apasionantes, desde la comprensión y uso de la partitura mágica, hasta la baraja simbólica, pasando la vía trascendente de la magia que usa el ilusionismo como vehículo para expresar ideas en clave metafórica. Sin embargo, de todo lo de Luis, me quedo especialmente con estas doce claves, así como con el libro de Mensajes desde lo profundo de la ausencia, dos textos absolutamente visionarios.

Los epígrafes que siguen son frutos de un ejercicio personal de creatividad, a lo largo del tiempo, en busca de mi propia interpretación de este concepto de técnica inexistente, un término sugerente que apunta no sólo a la resistencia al análisis, sino al máximo impacto mágico de cualquier efecto. El término es denso y nos conduce, cual símbolo onírico, a múltiples capas de reflexión, de ahí su fuerza y seducción.

Así pues, vamos a intentar deshojar la rosa.


La técnica no existe porque el mago auténtico no realiza técnicas ni juegos de manos, sino manejos acordes con un ritual.

Bajo mi punto de vista, cualquier manejo que se perciba como artificioso por parte de los espectadores daña enormemente nuestro halo mágico por activar la perenne y establecida sospecha de que la magia es sólo cuestión de habilidad y velocidad manual.

Según este criterio, es preferible un efecto sencillo, automático o con pocos manejos, donde apenas se manipula, que otro más sofisticado, donde el profano percibe (o intuye) trabajo y esfuerzo técnico en cada una de sus fases.

Los efectos de tahuromagia, por ejemplo, al margen de lo entretenidos que puedan llegar a ser para el público profano (ansioso de la revelación de manejos secretos) son precisamente contrarios a esta idea. Si mostramos que podemos controlar cuatro ases para repartírnoslos como queramos, se sobreentiende que nuestra habilidad es tal que justificará todo lo que hagamos a continuación. El enfoque pasa del guión, de lo que queremos comunicar, a la dexteridad de nuestras manos y a su capacidad para el engaño.

Finalmente, decir que lo anterior está relacionado con la limpieza del efecto: el hecho que todos los manejos fluyan naturalmente sin despertar sospecha alguna. En términos de Miguel Gómez, hablando de manejos tramposos, es peor que se sientan a que se vean. 


La técnica no existe porque la hemos adecuado a nuestra propia gestualidad e idiosincrasia.

Si dominamos las técnicas que hemos elegido para nuestro efecto y si, además, las hemos adaptado a nuestra propia gestualidad y a la del propio efecto (de modo que nos resulten naturales), entonces dejarán de existir en nuestra consciencia. Y si no existen en nuestra conciencia, difícilmente existirán en la de nuestros espectadores. El dominio de una técnica presupone la competencia inconsciente (1) de la misma, es decir la capacidad de realizarla de forma automática, sin pensar y sin tener que reflexionar sobre ella durante todo la rutina.

El logro de la competencia inconsciente se alcanza con innumerables horas de estudio, reflexión, ensayo y repetición. No está de más que esta práctica se base en ciertos principios que nos harán avanzar más rápidamente hasta nuestro objetivo (2).

Otra idea interesante para que ni la técnica ni la trampa existan en nuestra consciencia es la del reseteo automático de Tommy Wonder. El mago holandés señala que, a la hora de hacer magia de mesa en mesa en restaurantes, es clave tener juegos que se autoreseteen.

Al margen de la practicidad obvia de esta idea, la filosofía subyacente a la misma es que, cuando el mago se va a un rincón a resetear el juego antes de ir a la siguiente mesa, se está recordando a sí mismo que lo que hace tiene trampa, lo que merma su personal consciencia de mago, hecho que se tiene que reflejar de algún modo en el público. Sin embargo, si va directamente de una mesa a otra (sin tener que resetear cada vez), la sensación es la de que el efecto funciona por sí solo una y otra vez, sin preparación alguna, lo que se transmitirá a los espectadores.


La técnica no existe por el espectador no la percibe.

El espectador no percibe la técnica si:

1. Mira para otro lado cuando sucede (misdirection).
2. La técnica está camuflada por otra acción lógica y motivada (cobertura).
3. La técnica está motivada en sí misma y se convierte en una acción abierta y coherente con el guión del efecto (cobertura superior o acción sincera).

De las tres categorías, a mi juicio la tercera es la menos usada y asimilada, a pesar de ser la más sincera. Esta idea de “regalar la técnica” (en términos de Gabi) es a veces una solución muy efectiva a la hora de solucionar problemas de construcción no fácilmente resolubles a través de los puntos 1 y 2. Lo mismo que para encontrar soluciones tipo 1 y 2, tendremos que jugar con la construcción y con guión del efecto a un tiempo.

Como ejemplo del punto 2, pongamos que tenemos los cuatro ases cara arriba sobre la baraja de dorso y necesitamos hacer un break sobre las cuatro primeras cartas de dorso para realizar un añadido de Braue con vistas a una asamblea.

En este caso lo habitual es  coger un break de las cuatro primeras cartas de dorso hojeándolas con el pulgar derecho mientras la mano sujeta por arriba en posición Biddle. Sin embargo -esto es una sugerencia de Colombini-, podemos extender la baraja de dorso (estando los ases de cara encima) comentando que podríamos haber escogido otras cuatro cartas cualesquiera que no fueran ases. Entonces, al cerrar la extensión, es fácil coger un break con el meñique izquierdo de las cuatro cartas superiores bajo los ases. De este modo nos ahorramos técnica del break con el pulgar.

Veamos ahora unos ejemplos del punto 3.

Al hacer el triunfo sobresaliente de Larry Jennings, mediante una enseñada maravillosa se muestran que las cartas parecen perfectamente imbricadas cara arriba y cara abajo (cuando en realidad están todas en el mismo sentido). El inconveniente de la enseñada es que, al final, nos queda una carta extra de cara, al margen de la elegida.

Para voltear esta molesta carta y que sólo quede la elegida vuelta al extender la baraja, tendríamos ahora que recurrir a algún tipo de técnica que ensuciaría el momento previo de la enseñada o la posterior revelación de la reordenación. Sin embargo, podemos “regalar la técnica” cuando realizamos el corte pivotante del paquete superior a la mano izquierda. Tras hacerlo, la mano derecha voltea la carta superior del paquete de la mano izquierda (que es la carta de cara que nos sobra) mediante su dedo índice y ayudada por el pulgar de la mano izquierda que empuja ligeramente la carta. Para que no chirríe ese giro abierto de la carta, incorporamos la siguiente frase al guión:

Las cartas están perfectamente imbricadas, algunas están cara arriba (mostramos la carta a girar de cara inclinando ligeramente la muñeca izquierda) y otras… de dorso (giramos abiertamente la carta para ejemplificar que algunas cartas están de dorso).

Como otro ejemplo interesante, en una de sus rutinas Manu Montes se ahorra el forzaje de una carta simplemente realizando un falso corte en mesa y enseñando a los espectadores la carta superior (de la tomó nota antes de realizar el falso corte) diciendo algo así:

 Mira esa carta, ¿vale?

Aunque el espectador nunca influye en la “elección” de la carta (pues ni toca ni dice nada), pasado un cierto tiempo de la rutina, el resto de los espectadores (e incluso quizá el propio espectador)  han olvidado cómo se realizó la elección y asumen que la carta fue elegida realmente e incluso pensada (teoría del momento concreto de Daortiz).

Finalmente, como último (aunque no el menor) ejemplo de esta categoría, citaremos el concepto de forzaje inexistente del propio Luis García usado en El Eterno Retorno.

En el juego original de Ascanio, se ha de forzar una de las cuatro cartas de un mismo palo, la cual tiene el dorso de distinto color, rojo. En vez de recurrir a la técnica de forzaje clásica de “dime un número entre uno y cuatro”, Luis plantea quedarse realmente con la carta elegida por el espectador. Para ello establece cuatro guiones diferentes según la carta elegida, que puede ser ahora la Predilecta, la Preferida, la Despreciada o la Despreciable.

Como vemos en este ejemplo y ya se ha apuntado, las soluciones tipo 3, requieren trabajar construcción y guión en perfecta coordinación.


La técnica no existe porque los manejos son sencillos, naturales, orgánicos, sin florituras.

Las florituras transpiran técnica. Eso es así, no hay vuelta de hoja. Un mago cuyos efectos abundan en florituras trasmite habilidad manual y ello lo hace capaz, ante los ojos profanos, de utilizar esa habilidad para conseguir cualquiera de los efectos que ofrece  en una sesión.

Aunque sean bellas de contemplar y gusten a los espectadores, las florituras nos alejan de la técnica inexistente y lo hacen en detrimento del calibre mágico de nuestra rutina, en tanto en cuanto aportan la respuesta incierta (aunque segura en la mente de los espectadores) de que toda nuestra magia se explica, de algún modo, por habilidad.


La técnica no existe porque los principios sobre los que se basa el efecto son matemáticos, psicológicos o simplemente mágicos.

Hay efectos automáticos y semiautomáticos muy impactantes y donde la técnica brilla por su ausencia.

Algunos se basan en maravillosos principios matemáticos como el de gilbreath o del corte libre. Tales efectos, siempre que no requieran innumerables y pesados conteos, tienen la fuerza de la ausencia de manejos sospechosos, pudiendo éstos ser realizados por los propios espectadores.

Otros se basan en una ingeniosa capacidad de engaño por la psicología subyacente que lleva a los espectadores a autoconvencerse de condiciones que no son ciertas. Como ejemplos de estos efectos tenemos el citado Triunfo Sobresaliente de Jennings o el inconmensurable Fuera de este mundo de Paul Curry, por citar dos efectos de mis preferidos.

Los años de estudio y búsqueda permiten ir coleccionando los efectos de este tipo que más nos van por nuestra personalidad, estilo y, sobre todo, por lo que queremos expresar con nuestra magia.

Finalmente, no puedo dejar de citar el inconmensurable Rito de Iniciación de Luis García, un efecto donde la matemática se convierte en magia pura, donde el mago realmente hace lo que dice, sin trampa alguna, (mezclar una y otra vez) para conseguir al final el brutal efecto de la reordenación o vuelta al origen. Un efecto que puede expresar muchísimas ideas esperanzadoras y que está basado, literalmente, en un efecto físico REAL y GENUINO.


La técnica no existe porque el espectador siente que realiza los manejos más importantes.

Al espectador le impactan los efectos donde ocurren cosas en sus manos, donde sus acciones, palabras y pensamiento forman parte clave del ritual mágico, y ello por dos razones. 

La primera es cuando el espectador se implica más en el efecto, el impacto es muchísimo mayor para él (y a menudo para los demás espectadores por simpatía e identificación con él).

La segunda es que la posibilidad de técnica y manejos tramposos se desvanece en su mente por ser él el principal protagonista de las acciones. Y aunque el mago también toque los elementos en algún momento, la memoria del espectador tras el efecto seleccionará los manejos que él hizo, con toda su implicación, olvidando el resto.


La técnica no existe porque utilizamos elementos trucados.

Me encantan los buenos elementos trucados, los que parecen inocuos y sin embargo tienen esa impensable característica que los hace inaprensibles.

A pesar de que muchos magos por premisa artística o estilo personal no comulguen demasiado con utilizar barajas trucadas, ¡qué maravillas tan puras se pueden hacer con ellas!

Veamos tres opciones:

1. Doy a elegir una carta, la devuelven, la controlo, le doy un vistazo secreto, dejo la baraja sobre la mesa, miro al espectador y la adivino.

2. Doy a elegir una carta (forzada), la devuelven y mezclan. Miro al espectador y la adivino.

3. El espectador mezcla en sus manos y para cuando quiere. Mira la carta superior, la introduce en la baraja y sigue mezclando, quedándose con la baraja en las manos. Una vez más, miro al espectador y adivino la carta.

Los tres manejos van en mi personal orden de preferencia, de menor a mayor, Además, está claro que a única de las tres opciones que sigue al pie de la letra el concepto de técnica inexistente es la tercera, posible sólo por utilizarse una baraja trucada obvia para los lectores magos.

Si, además, al tercer “manejo” le añadimos un ritual de adivinación seductor y coherente, conseguiremos un mazazo de máximo calibre en la mente del espectador.

El trucaje no sólo quita técnica y manejos, también redunda en la claridad del efecto y sus condiciones de imposibilidad.

Una asamblea de ases macdonald es difícilmente superable.

El pasa pasa de monedas de Roth es exquisitamente perfecto.

Aunque ambos requieren cierta técnica, los manejos son mucho menos redundantes y más ajustados. Y de la claridad y condiciones del efecto ya ni hablamos.

La única pega de usar elementos trucados, aparte del posible prejuicio, es la necesidad de cierto trabajo mental y valor inicial las primeras veces que se realizan en público, hasta que desaparece la culpabilidad por su uso y se llega, una vez más, a la competencia inconsciente. Entonces ya no tenemos consciencia de usar elemento trucado y, al no tenerla nosotros, el público tampoco.


La técnica no existe porque no hay necesidad de trampa, ya que desde el principio estamos en la situación final ascaniana.

En otro artículo de este blog se tratan los efectos de falso cambio, que son, a mi juicio, los más exquisitos y avanzados a nivel estructural.

En síntesis, en ellos se parte ya de la situación final. Lo que pasa es que en la fase inicial mediante una serie de estrategias de autoconvencimiento, se hace asumir al  espectador de que partimos de una situación inicial diferente.

El ejemplo que siempre uso es el del cambio de color de una baraja. En el artículo Sintaxis de los efectos de cambio, se ven toda una serie de esquemas viables para producir el cambio de color. Uno de ellos, mi preferido como digo, es el de falso cambio.

Si parto de una baraja azul y la quiero convertir en roja, entre otras opciones, puedo partir de una baraja azul, cambiarla secretamente por una roja (con una carta azul encima) y luego proceder a la transformación (empalmando por ejemplo la carta azul).

Sin embargo voy a requerir un manejo técnico importante: ni más ni menos que cambiar la baraja secretamente en algún momento de la rutina tras haberla enseñado inicialmente.

Ahora bien pongamos que parto ya de una baraja roja, sólo que está metida en un estuche azul y además tiene un par de cartas azules encima. Si los espectadores, a través de las acciones sedales correspondientes, asumen que partimos de una baraja azul, entonces SIN NECESIDAD DE CAMBIO ALGUNA, podremos al final transformarla en roja.

Ésta es una de las máximas expresiones de técnica inexistente y es la que utiliza Luis García en La bella durmiente como expresión de la transformación del reino, y por extensión de nosotros mismos, espectadores. 

El maestro, a partir de un guión milimétrico (como es habitual en él), va insertando de forma perfecta (recordemos la idea de encaje de guión y manejos) una serie de acciones sedales muy bien pensadas (que constituyen además efectos previos) para que los espectadores asuman durante toda la primera parte de la rutina que la baraja tiene un color diferente al verdadero, de modo que el cambio de color final es un mazazo absoluto.




NOTAS AL PIE

(1) Según esta teoría atribuida a Maslow y popularizada por las escuelas de PNL, las fases de aprendizaje en cualquier ámbito son incompetencia inconsciente (no sé y no soy consciente de que no sé), incompetencia consciente (no sé y soy consciente de que no sé), competencia consciente (sé pero tengo que hacer un esfuerzo consciente para realizar lo que sé) y, finalmente, competencia inconsciente (sé y no soy consciente de que sé, ya que no tengo que hacer ningún esfuerzo para hacer aquello que domino).

(2) Ver el artículo ¿Cómo ensayar en magia? para leer algunas ideas al respecto de la mano de autores claves en este campo como Gabriel Moreno.


viernes, 14 de febrero de 2014

LOS OJOS DE ALDO por Mariano Vílchez





Los ojos de Aldo transmiten fascinación, la fascinación de un niño eterno ante la magia, la misma fascinación que experimenté cuando los vi por primera vez en una de sus conferencias.

La conferencia la vi en VHS en casa de Manolo Casares. Era la primera conferencia que veía de cualquier mago. Tras años de pajas mentales y de libros tan potentes como la vía mágica o 52 amantes, llamé a un teléfono que vi en Internet y quedé con Manolo, que no sólo acudió a la cita en el bar Caribe, sino que esa misma tarde me llevó a su casa y me puso precisamente un vídeo donde salían: los ojos de Aldo.

El VHS era esperanzador para un neófito con pocos recursos técnicos: efectos sencillos de realizar y potentes en su efecto, detalles de manejos y sutilezas. Un primer contacto ideal, gracias una vez más, Manolo.

Los ojos de Aldo transmiten facilidad, la facilidad de muchos de sus efectos, efectos que disfrutas al poco tiempo de hacerlos y en los que te pueden centrar directamente en la presentación, como se suele decir en el marketing mágico.


Los ojos de Aldo son redondos, redondos como el aro que acompaña a la cuerda en una rutina que intenté pulir durante mucho tiempo y que nunca hice en público (con muchos pases suyos), redondos como la caligrafía amable y considerada.

Los ojos de Aldo pueden llenar un escenario por sí solos. Recuerdo una gala del Hocus donde esos ojos presentaban a un montón de artistas excelentes, algunos hasta de grandes ilusiones y al final sólo recordabas la rutina de cuerda y los gags del falso robo del reloj o del espectador que sale del lado contrario a la bola que se lanzó para elegir al voluntario. Todos productos del dueño de los ojos, a los que acompañaba, hay que decirlo, un cuerpo grande que también contribuía a llenar el espacio escénico.


Los ojos de Aldo transmiten humanidad, simpatía, la amistad derivada de la magia, que es, en última instancia, lo mejor de lo disfrutamos los apasionados de este arte.


La última vez que vi los ojos de Aldo en vivo fue en una conferencia del Círculo Mágico de Granada de la que traduje la primera parte (creo que Michael Schrave me relevó en la segunda).  Recuerdo los ojos agradecidos y cómo me regalaron en el acto una de sus notas de conferencia. Al final de la misma le expresé con mis propios ojos (y palabras) la gratitud por todo lo aprendido de él en libros y vídeos. Desde entonces hago lo mismo con cada mago que conozco en vivo tras mucho tiempo de conocerlo en papel y en holograma digital.

La última vez lo hice con Michael Ammar. Lo miré a lo ojos agradeciendo su influencia clave en mi caminar mágico. Noté felicidad en la mirada y gratitud por la gratitud. ¿Y cómo no iba ser así, si sus Easy to Master me hicieron mejor mago y, sobre todo, feliz?


Los ojos de Aldo siguen flotando en el cielo que amenaza con caernos encima a los locos apasionados que amamos este arte llamado ilusionismo. 

sábado, 4 de enero de 2014

PRÓXIMAMENTE EL Nº 3 DEL SAPO ALQUÍMICO




CONTENIDOS


MATRIX RECURSIVO por Mariano Goñi

Un concepto alternativo para lograr un matrix original.



CÓMO CREAR UN SHOW DE MAGIA por Murphy

Último artículo de la serie de Murphy con más conceptos prácticos para montar nuestro espectáculo de magia.



EL PRESENTADOR por Alberto de Figueiredo

Un tema poco tratado en literatura mágica: el rol de presentador. Errores a evitar, detalles a tener en cuenta para que el presentador no arruine o anule el espectáculo, sino que lo eleve a su máxima potencia. Lo disfrutarás.



TRASPOSITIONS por Jesús Duque

Una rutina de construcción exquisita. Si te gustan los detalles y tienes el gusto por la teoría, este efecto es para ti.



ARTE DRAMÁGICO por MagoMigue

Migue sigue recorriendo sus velas en busca de la perfecta actuación mágica con este concepto fundamental en su sistema.


PREGÚNTALE A ARZA  por Vicente Mustieles y Mariano Vílchez.

El irreverente Arza habla sin pelos en la lengua sobre un tema solicitado por los lectores. En esta ocasión no dejará títere con cabeza hablando del tema de los concursos de magia.



LA SABIDURÍA DEL SILENCIO por Paco González

Una introducción muy actual al zen que sin duda os animará a profundizar sobre el tema.


ENTREVISTA A DOKUSHÔ VILLALBA por Paco González

Muchos principios esenciales al zen saldrán a relucir en esta entrevista de Paco al maestro zen.



EL ACTOR, LA MÁSCARA, LA ESCENA por Fran Villalobos

Un artículo muy claro que puede darte una nueva perspectiva a la hora de salir a escena. Profundo y práctico a la vez.



GABRIEL MORENO, MAESTRO GLOBAL por Vicente Mustieles y Mariano Vílchez

Un recorrido extenso sobre diferentes facetas de la vida de Gabriel Moreno, incluido algunas conceptualizaciones sobre el ensayo, la técnica y su magia.



ETERNAS GRACIAS GABRIEL por Miguel Gómez

Una colaboración desde el corazón sobre Gabriel Moreno a cargo de Miguel.



SOBRE GABRIEL MORENO por Antonio Romero
La perspectiva de Antonio que también conoció de cerca al maestro.



SOBRE GABRIEL MORENO por Willy Monroe
Otro artículo de corazón de quien fue su discípulo cercano.



SOBRE GABRIEL MORENO por Juan Tamariz
Una colaboración inesperada e impagable del maestro Tamariz sobre la figura de Gabriel.





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lunes, 5 de agosto de 2013

INTUICIÓN VERSUS TEORÍA por Mariano Vílchez


Recuerdo la primera vez que Luis Arza me invitó a dar una pequeña charla sobre teoría en el Continental, un pub granadino donde han tenido lugar numerosas y sustanciosas reuniones mágicas a lo largo de estos últimos años.

Luis había detectado mi obsesión por la teoría y me retó a dar una charlita para hablar de los que eran mis primeros conceptos teóricos recopilados por aquel entonces.

Al final acudió muy poca gente a la cita. Recuerdo principalmente la presencia de Luis Manuel, la de mi compañero de sesiones Voty y especialmente la de Paco Rodas.

Paco había acudido a la reunión con cierta reticencia, pues no era de entrada muy amigo de la teoría, sino más bien del aprendizaje por la práctica, el ejercicio de la observación y, sobre todo, el sentido común.

En tal situación empecé a enumerar a trocho y mocho un montón de conceptos (hoy en día no daría una charla así, si acaso unos 7 principios por conferencia) y  don Paco empezó a poner una pega tras otra ante los tecnicismos y los nombrecitos de los cojones.

Armándome de paciencia (y también por cuestión de ego personal, lo confieso), insistí en la eficacia de cada principio, citando ejemplos cada vez más concretos de su aplicación en determinados efectos.

De pronto, para diversión del siempre jocoso Arza, se hizo la luz. Paco empezó a reconocer los conceptos, citándome cómo los aplicaba él en su magia. ¡Y no sólo eso, sino que además me dio el nombre peculiar y campechano que él mismo le daba a muchos de ellos!

Y es que, por su experiencia, tenía asimilados muchos de los principios a nivel inconsciente. Creo poder asegurar que realmente disfrutó sintiendo  cómo esas burbujas de saber salían del fondo del océano hasta la superficie del mar, y ello sólo por el hecho mágico de nombrarlas.

Desde ese mismo momento la conferencia fluyó.




En artículos anteriores siempre he vendido la teoría como algo estupendo.

Sí. Es cierto. Conceptualizar nos vuelve conscientes. Entendemos lo que hacemos y por qué funciona. Y además podemos aplicarlo a más campos pero…

¿Y si la intuición por sí sola fuera suficiente?

¿Y si una extensa experiencia mínimamente reflexiva como magos bastase para adquirir intuitivamente (y a nivel inconsciente) todos los conceptos necesarios para optimizar nuestros efectos, sin tener ni pensar nunca en teoría?

La intuición efectiva se desarrolla con la repetición, actuando una y otra vez, repitiendo los mismo efectos reiteradamente, atentos al feedback del público y reflexionando tras cada envite con el público profano, tomando nota de lo que funcionó y de lo que no, pero sin la necesidad absoluta de buscar los porqués.

El profesional mínimamente reflexivo llega a optimizar teóricamente su repertorio a base de repetir, de ensayo y error, y de la posterior reflexión de lo que funcionó o de lo que no, para descartar o incorporar, de modo que la teoría en realidad no le es imprescindible.

Ascanio decía que un mago profesional era aquél que hacía los mismos juegos a mucha gente, mientras que el aficionado iba variando los juegos para la misma gente.

Quizá por ello, el amateur o aficionado puede en ocasiones tener un repertorio mayor de efectos que, sin embargo, no llega a terminar de pulir con el público. Hace unos efectos a sus amigos y cuando éstos ya los conocen, les  hace otros, abandonando los primeros a medio camino de su evolución.

Entonces, al no tener nunca la certeza del pulido del público, el amateur busca con ahínco esos principios teóricos con los cuales sueña acortar el camino del ensayo y error, imaginando que una elaborada teoría le permitirá redondear un efecto en un espacio muy corto de tiempo. Con esa ilusoria creencia empecé yo mi peregrinar en el camino de la teoría.

Por ello, a pesar de todas mis loas a la divina teoría, al final no tengo más remedio que reconocer que en realidad tiene una serie de limitaciones serias que no podemos dejar de considerar. He aquí tres de las más importantes, según mi punto de vista.

1. La teoría está subordinada a la intuición. El conocimiento de la teoría no puede suplir una intuición deficiente por falta de experiencia con el público. Si no se tiene un mínimo de rodaje mágico, en el que se han probados varios efectos ante profanos, tomando nota del éxito o fracaso, de lo que funciona y de lo que no, entonces estudiar teoría no nos va a servir de nada.

Por ello, en mi humilde opinión, no tiene sentido estudiar teoría en la fase de iniciación a la magia, cuando el aprendiz se enfrenta a sus primeras técnicas y efectos. Tendrá que pasar un cierto tiempo de aprendizaje, de probar sus primeros efectitos ante amigos y familiares, antes de poder revelarle sus primeros conceptos estructurales (paréntesis de olvido, acción de continuidad aparente, corroboración del efecto, falsa proximidad,etc).

2. La teoría no es necesariamente creativa. A veces no te lleva a ninguna solución. Si acaso te alumbra, una vez la has encontrado, para corroborar que la solución hallada puede ser efectiva e incluso permitirnos indagar en las razones de su eficacia, pero siempre a toro pasado.

Y es que la creatividad es sobre todo producto de la necesidad. Y realmente es la necesidad la que acompaña la vida del profesional que tiene que rodar sus juegos hasta al límite para que funcionen con un público real en contextos variados.

En un artículo previo conté cómo Al Schneider, al realizar un efecto donde hacía desaparecer un salero envolviéndolo en un papel, experimentaba cierta frustración, al no notar el esperado impacto en el público en el momento del clímax. Un día en una actuación, le dio un golpecito con el índice a la bola de papel que salió disparada de la mesa dirección al público. El golpecito desencadenó un gran aplauso y terminó de redondear el efecto. A partir de aquel día, Al Schneider siempre incluyó el golpecito al final de la rutina.

La cuestión es que fue la necesidad disfrazada de casualidad la que hizo que el creador del matrix diera con el toque definitivo que requería la rutina. Aunque a posteriori pudiéramos explicar que la razón teórica de que ese golpecito funcione estriba en que supone una corroboración inmediata del efecto y un encore liberador del aplauso, no quita para que admitamos que, con la pura teoría, no habríamos llegado a la solución, si no es porque las sucesivas actuaciones frustradas de Al Schneider lo llevaron a un punto en el que saltó la chispa creativa de un modo inconsciente, de modo que, como reza el dicho, al final la inspiración le llegó trabajando.

3. Las técnicas estructurales o psicológicas deben aplicarse cuando sean intuitivamente relevantes, y no sistemáticamente, cual dogmas. Es más, la aplicación de tales principios no sólo dependen de lo que demanda el efecto en su construcción, sino también del estilo del mago que puede optar por aplicar uno y prescindir de otro, según su personalidad, su forma de ver la magia y, en definitiva, según su estilo.

Que las especias de una comida potencien el sabor no justifica que se las use todas a la vez, sino sólo las que el chef estime que la van a ir bien a un plato en cuestión, y no sólo a ese plato a nivel general, sino al toque distintivo que quiere aportarle según su estilo y preferencias.




Llegados a este punto, ¿tenemos que afirmar que la teoría no les sirve de nada a los profesionales que llegan a optimizar un juego por experiencia de repetirlo muchas veces ante público real?

Mi respuesta es negativa.

La teoría puede servir tanto a los profesionales, a los semiprofesionales como a los aficionados que actúan con cierta frecuencia. Y ello por tres razones fundamentales.

1. Todos ellos pueden llegar a sentir de inmediato que el concepto es operativo y funciona precisamente por su propia experiencia, tal como le sucedió a Paco en la anécdota descrita. El entender intuitivamente que el concepto es correcto y que funciona nos va a ayudar a aplicarlo mejor.

Al volvernos conscientes de él, al ser capaz de nombrarlo, vamos a ser capaces de aplicarlo con más eficacia aún e incluso puede que averigüemos que ya teníamos un nombre nuestro para el principio, como le sucedió a Paco con alguno de los conceptos de los que hablé aquel día.

2. El teorizar tras la intuición afina la intuición en sucesivos usos de la misma. En otras palabras, plantearse por qué una opción intuida funciona a nivel teórico (siempre se teoriza a posteriori) permitirá que nuestra intuición sea más fiable en el futuro.

Con el tiempo, podremos incluso seguir nuestras corazonadas sin pararnos siquiera a analizarlas porque sabremos –sentiremos- que la opción preferida es realmente la más efectiva. Ello hará que el camino para llegar a pulir un juego de un modo aceptable -todo es perfectible en última instancia- se acortará, y no necesitaremos tanto tiempo de ensayo y error para llegar a nuestro objetivo.

3. Estudiar teoría a un nivel avanzado nos revelará conceptos y principios nuevos e inesperados que ni siquiera manejábamos a nivel intuitivo, pudiendo, gracias a ellos pulir, y rodar un juego hasta niveles, detalles y matices insospechados.

Por ello, a pesar del supuesto del que partíamos a principio del artículo, en realidad, me atrevo a afirmar que el profesional que además estudie teoría, al final llegará a pulir aún más sus efectos, consiguiendo con el tiempo un mayor impacto de su repertorio frente a público real.




Moraleja: Paco, como tú siempre bien decías, “Mariano, me vas liando y al final siempre barres pa lo tuyo”. Y efectivamente, eso es lo que hecho una vez más, aunque, de paso, también te diré que en esta ocasión había además una intención oculta y principal: la de dedicarte este artículo.

Un abrazo, maestro.



lunes, 8 de julio de 2013


¡Por fin llega el nº 2 de la revista El Sapo Alquímico!




UNA APROXIMACIÓN A LA MAGIA FICCIONAL por Gabi Pareras

El maestro Pareras nos ofrece unos conceptos introductores a su enfoque, todo ello ejemplificado con su exquisita versión del truco que engañó a Einstein.



EL QUE SABE JUEGA por Francisco Villalobos

Una inversión sorprendente. Otra forma insólita de ver la realidad y las ilusiones ópticas.



PSICOLOGÍA DEL TRIUNFO por Dani Daortiz

Todos los aspectos psicológicos de este efecto clásico por un experto en la materia.



A GABRIEL POR GABRIEL  por Miguel Ángel Gea

Un viaje intimista de Gea sobre algunas de sus vivencias con el maestro Gabriel Moreno.



LA SESIÓN DE MAGIA: EVOLUCIÓN SECUENCIAL por Vicente Mustieles y Mariano Vílchez

Una posible estructuración trifásica de la sesión de magia metafórica para alcanzar su máximo potencial.



ENTREVISTA A J. J. VAQUERO por Paco González
Una charlas con unos de los monologuistas más importantes del momento.



EL MONO CUÁNTICO por Pipo Villanueva

Un efecto divertido perfectamente construido, todo ello aderezado de excelentes comentarios teóricos siguiendo fielmente el esquema ascaniano. ¿Qué más se puede pedir?



NIVELES DE ABSTRACCIÓN Por Manu Montes

Una conceptualización interesante que puede llevar a una comprensión más profunda del fenómeno mágico, así como a una mayor creatividad por parte del mago.



LA PERFECTA ACTUACIÓN MÁGICA: EL MAGO por Miguel Puga

Por fin Migue enciende la esperada primera vela de su compleja metáfora: ni más ni menos que la vela del Mago. Un análisis en profundidad de este rol absolutamente clave en la sesión de magia.



cómo montar un show de Magia (2ª parte) por Murphy

La segunda parte del estudio de Murphy en busca del show comercial. Consejos hiperprácticos basados en la más pura experiencia.



EL JOKER por Isaac Jurado

Uno de de esos maravillosos efectos en magia que combinan una realización muy sencilla (cuasi automática) con un efecto tremendamente potente. ¡Y además, todo lo hace el propio espectador!



EL CHAMANISMO por Paco González
Una introducción hiperclara del fenómeno del chamanismo, alumbrándose en el artículo de Paco ciertos aprendizajes que podemos extraer para enriquecer y potenciar nuestra magia.



ASTROLOGÍA por Luis Jiménez

Una interesantísimo desarrollo para entender mejor los sistemas sobre los que se fundamenta la astrología.




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