La mayoría de las técnicas estructurales que propician la
resistencia al análisis de un juego (solicitud innecesaria de información,
teoría de lo demasiado obvia, falsa pista, reserva de eficacia, falsa
proximidad…), a menudo apuntan a contrarrestar sospechas o, en el mejor de los
casos, a evitar a que se formen siquiera. Sin embargo, tal vez fuera útil
combatir no sólo el propio análisis, sino también la propia tendencia al mismo.
La tendencia al análisis surge por la sencilla (y rotunda)
necesidad de explicar lo aparentemente imposible. El no hacerlo genera la
frustración del desconocimiento, el malestar de lo irracional.
¿Pero qué pasa cuando, sobre el efecto planearan otras ideas,
otros significados que el espectador está invitado a concretar? En ese caso, a
poco que se deje seducir, el espectador navegará por otra dimensión del efecto
y su tendencia al análisis quedará dormida, atrapada y seducida por el sentido.
En palabras
de Robert. E. Neale, meaning is the best
misdirection. En
castellano, la mejor misdirection es el significado, el sentido.
Una madre está con su niño en el jardín de la casa. Fuera,
tras la verja hay una carretera peligrosa de mucho tránsito. La madre quiere
evitar a toda costa que el niño salga fuera, exponiéndose al peligro de los coches.
Tiene dos opciones:
a. Cerrar con llave con llave la puerta de la verja.
Advertirle al niño del peligro y explicarle por qué no puede salir o incluso
amenazarlo con algún castigo.
b. Buscar una ocupación atractiva para el niño en el jardín,
algún juego que estimule su imaginación de modo que se olvide de la verja y de
la calle.
Aunque ambas opciones son recomendables, la segunda opción es
la más creativa (y tal vez la más eficaz, combinándola con la primera), ya que,
en el primer caso, el niño se sentirá tentado por la prohibición y no dejará de
pensar en la posibilidad de salir, aprovechando tal vez en el momento en que la
madre descuida su vigilancia para hacerse con la llave o incluso saltar la
verja.
Sin embargo, si la actividad del jardín es divertida, el niño
se implicará en el juego olvidando su necesidad de salir.
La verja y la carretera representan la salida lógica, la
necesidad de explicación del efecto. La actividad en el jardín es la idea
seductora. Al quedar subyugado por la idea-actividad, ya no hay tanta necesidad
de esforzarse en ocultarle el truco o el método al espectador, advirtiéndole
que la carretera es peligrosa y de que no merece la pena salir (además de cerrar la puerta de la verja a cal
y canto).
El niño-espectador ha quedado seducido por la idea-actividad
juego del jardín/tapete en la que se implica lo suficiente como para olvidar la
posible salida lógica[1].
Pero al margen de esta primera ventaja, el hecho de que el
contenido del efecto, su mensaje o idea pueda distraer al espectador de su tendencia
a analizar, nos encontramos además con otra capital. Y es que el espectador no
queda tan frustrado por lo imposible, ya que ahora tiene la posibilidad de
interpretar el propio efecto para su beneficio, por mero entretenimiento o por la
sencilla satisfacción intelectual de haber aprehendido algo más allá del supuesto
efecto físico.
Varios son los aspectos tratables a través de este enfoque
del sentido: el halo de mago, la psique del espectador, el propio efecto y el
contexto. De los cuatro, nos quedamos hoy con este último. Y dentro del
contexto, de entre las dimensiones de espacio y tiempo, nos detendremos en esta
última.
Lo mismo que el monologuista se beneficia de introducir temas
cadentes de actualidad en sus textos, captando con ellos la atención del
público en pos de un humor efectivo, también la sesión se magia se puede
beneficiar con la referencia de un suceso reciente.
Recuerdo en un Alicante Mágico una actuación posterior a un
partido del mundial de Sudáfrica. España había jugado un larguísimo y duro
partido ganado in extremis con prórroga y penaltis. Durante la gala, creo que
fue Román García (que algún lector presente en el evento me corrija si mi
memoria me engaña) quien realizó un divertido efecto con la temática de un partido
de fútbol. Estoy seguro de que en este contexto la diversión superó con creces
a la tendencia al análisis de los que estábamos allí, todavía con la emoción
del partido en el cuerpo.
Por otro lado, hay fechas propicias que por su significado
pueden generar un ambiente especial en la sesión, dando un significado más
potente a ciertos efectos. Halloween, por ejemplo, conferirá un halo especial a
todos los efectos espiritistas o mentales que realicemos en tal fecha. Otro
momento propicio es la noche de San Juan, para la que existen muchos de
rituales de magia populares. Aprovechar alguna de estas fechas para realizar un
efecto coherente con ella puede suponer un impacto especial en los
espectadores, estimulado su imaginario más allá de la natural tendencia a
analizar lo imposible.
¿Y qué hay de los cumpleaños? Normalmente se trata un día
bastante especial para el protagonista, que estará particularmente receptivo a
juegos relacionados con deseos o con la buena suerte en general. En este caso
potenciamos tres de los cuatro aspectos tratables por este enfoque del sentido:
la fecha, la psique del espectador y el propio efecto que adecuaremos para tal
fin.
Yo realizo a veces una carta al número de Daryl muy adecuada
para la ocasión.
EFECTO
EFECTO
El espectador elige una carta y la devuelve al mazo. Tras
cortar otro espectador varias la baraja hasta su satisfacción, el mago le dice
al protagonista que va a realizar un pequeño ritual que sólo puede salir bien los
días de cumpleaños. Le entrega entonces la baraja y le pide que la corte según
un ritual preciso mientras piensa en un deseo que le gustaría conseguir.
A continuación el mago recoge la baraja tal como ha quedado
con los cortes del espectador y le pide a todos los presentes que canten el
cumpleaños feliz, mientras va echando cartas cara abajo encima de la mesa, una
carta por cada sílaba subrayada de la canción.
Cumple a ños fe liz,
cumple a ños fe
liz, te dese a mos to dos, cumple
a ños fe liz.
Al final, en la última sílaba, el mago se queda con la carta
que sostiene en ese preciso momento, pero sin echarla en la mesa. Tras
preguntar por la identidad de la carta
elegida, el mago gira la carta.
¡Es la elegida!
PREPARACIÓN
Necesitas realizar un crimp en la carta inferior de la
baraja. A continuación añades 20 cartas bajo la carta con crimp. En definitiva,
te queda la baraja con un crimp en posición INF 21 (la 21 desde abajo). Para
que entiendas el propósito de esta preparación, si ahora colocaras una carta
elegida sobre el mazo y cortases varias veces, sólo tendrías que cortar por el
crimp para que la carta elegida quedara la 21 desde arriba.
EJECUCIÓN
1. Le dices a la persona que cumple años que vas a realizar
un curioso ritual donde normalmente sucede una coincidencia increíble, siempre,
claro, que se haga el mismo día del cumpleaños.
2. Le das a elegir una carta de la baraja preparada con el
crimp del siguiente modo. Empiezas a pelar cartas como si de una mezcla por
arrastre se tratara y le pides que te para cuando quiera. Cuando lo hace, la
carta que acabas de pelar con el pulgar izquierdo sobre el paquete de la misma
mano, se la entregas para que la vea y la enseñe al grupo. Mientras lo hace,
colocas el paquete de la mano izquierda sobre el de la derecha. (Como puedes
apreciar si sigues esto cartas en mano, la parte inferior de la baraja no ha
sufrido modificación alguna, la carta con crimp sigue estando la 21 desde
abajo.)
3. De nuevo empiezas a pelar cartas y le pides que te pare
cuando lo desee. Cuando te detiene, le pides que coloque la carta elegida sobre
el paquete de la mano izquierda y a continuación echas encima el resto del mazo
que está en tu mano derecha.
4. Colocas la baraja en la mesa y le pides a algún otro
espectador que corte y complete cuantas veces quiera. Cuando ha terminado,
recapitulas lo ocurrido y, al comentar que ha cortado cuantas veces ha querido,
aprovechas el comentario para cortar tú mismo por el crimp, como ejemplificando
lo que estás diciendo (cobertura por
explicación o ejemplificación).
En este momento la carta elegida está la 21 contando desde
arriba (compruébalo, si sigues esto con las cartas en mano).
5. Le entregas la baraja al espectador que cumple años y se
la colocas en la mano izquierda en posición de dar. Le dices que el ritual va a
comenzar. Con la mano derecha, tiene que cortar un paquetito de las cartas que
sujeta con la izquierda y colocarlo sobre la mesa (lo llamaremos paquete
A). Mientras lo hace, le pedimos que
piense en un deseo.
A continuación le pedimos que corte otro paquetito de la mano
izquierda y lo coloque también sobre la mesa, a la derecha del primer paquete A
(a este nuevo paquete lo llamaremos paquete B). Mientras lo hace, le pedimos,
por ejemplo, que imagine que su deseo ya se ha cumplido.
Finalmente le pedimos que coja el grupo de cartas que le
queda en la mano izquierda y que lo coloque a la derecha del paquete previo, el
B (a este último paquete lo llamaremos paquete C). Mientras lo hace, le pedimos
que piense en una acción que pueda realizar y que puede acercarlo a su deseo.
En resumen, en la mesa, de izquierda a derecha, están los
paquetes A, B y C.
6. Ahora le pedimos al espectador que recomponga la baraja
cogiendo el paquete A y colocándolo sobre B y luego tomando ambos juntos y
colocándolos sobre C.
Si realizas los puntos 5 y 6 baraja en mano, observarás que
lo se está realizando es un falso corte múltiple. La baraja sigue con la misma
ordenación y, por tanto, con la carta elegida en posición 21 (falsa discontinuidad).
¡El espectador se ha
hecho un falso corte a sí mismo!
7. Coges la baraja, insistiendo en que se queda tal y como la
ha dejado el espectador con sus cortes, para seguir, de forma precisa, con el
ritual. Ahora le pides al grupo que le cante al protagonista el cumpleaños
feliz.
Siguiendo el frase indicando más arriba, vas echando una
carta por sílaba subrayada (si lo ensayas un poco, verás que el ritmo de dadas
encaja perfectamente con la canción).
Al final, por coincidir el número de sílabas con el de la
posición de la carta elegida, te quedas con esta carta en la mano en la última
sílaba de la canción. Ahora, sin dilación, le preguntas al espectador cuál era
su carta. En cuanto te la dice, giras la
que tienes entre manos, al tiempo que añades: “Feliz cumpleaños”.
Al comprobarse la coincidencia, el impacto es demoledor.
COMENTARIOS TEÓRICOS
1. Para que el enfoque del sentido sea efectivo, el efecto no
debe saber a truco de magia, sino a ritual de buena suerte. Cuando lo realice,
el mago (o más exactamente el yo mágico, en términos de Gabi) debe creer que
realmente la coincidencia se suele producir por sí sola. De hecho, si se ha
realizado el efecto varias veces, es fácil interpretar y creerse esa sensación.
El guión interno debería ser algo así como: “No sé por qué funciona pero
siempre flipo con esto.”
2. El efecto original de Daryl usa otro método para controlar
la carta en posición 21. El que he descrito aquí es el que me resulta más
cómodo y económico. Por otro lado, creo que el falso autocorte añadido es
bastante efectivo, tanto a la hora de esbozar el ritual como a la hora de
despistar por completo a posibles espectadores analíticos. El espectador corta
e, inmediatamente después, el mago reparte cartas con la canción y se encuentra
la carta. Para un profano esto es un callejón sin salida para cualquier intento
de análisis.
3. No desprecies el falso autocorte (que aprendí del gran Jim
Swain) pensando en que no va a colar. Es muy engañoso, lo verás cuando lo
pruebes. De hecho, sí reconstruyéramos los paquetes de derecha a izquierda en
vez de izquierda a derecha, sí que daría la sensación de que estamos anulando
el corte, cuando realmente lo haríamos efectivo. ¡Una maravilla óptica!
La idea de que el propio espectador se realice un falso corte
a sí mismo no está muy extendida en la literatura mágica, al menos yo no la he
encontrado.
4. El control es muy engañoso. Yo lo llamo control por carta
guía móvil. Incluso para magos noveles que conocen la carta guía, este manejo
despista por completo, pues al mezclar, la existencia de una carta guía “fija”
es difícil de concebir.
El manejo original se
realiza con mezcla hindú pero creo que la mezcla por arrastre cumple el mismo
fin y es más natural y común entre profanos. Por supuesto, aquí la carta guía
es una carta con crimp o con burbuja (de modo que se corte debajo de ella).
Para que no resulte llamativa la forma de devolver la carta,
se da a elegir de forma similar, pasando cartas por arrastre. Esta idea de coherencia de manejos se la he
escuchado muy a menudo a Manu Montes.
Por otro lado, la cobertura
explicativa de cortar por el crimp al recordarle al espectador cómo ha
cortado, hará, en muchos casos, que el manejo se olvide.
Al final, parecerá que el espectador elige una carta, la
coloca donde quiere y que, ipso facto, tras un corte que él mismo ha hecho, se
canta la canción que culmina con la carta. ¡Ahí es nada!
5. Finalmente hay que añadir una última curiosidad. Y es que
el aplauso que se consigue al final es muy especial, pues resulta de la
combinación del asombro compartido, del éxito del ritual (si hemos sabido transmitir
ese espíritu) y de la felicitación por el cumpleaños, que se vuelve a realizar
(¡Feliz cumpleaños!) en el mismo momento en que se revela el clímax.
[1]En 2009 ya utilicé esta metáfora
(sacada de un libro de Edward de Bono sobre creatividad) en un artículo que
escribí para el blog Tertulias Mágicas Granadinas. En el artículo en cuestión trataba
de comparar los enfoques ficcional y realista en magia.
El dibujo de la tarta se ha sacado de la página "www.galeria.dibujo.net".
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