domingo, 3 de julio de 2011

¡HAZLO OTRA VEZ! por Mariano Vílchez



¿Cuántas veces, tras hacer un juego, hemos escuchado esta petición por parte de un espectador?


Esta solicitud de que volvamos a realizar el efecto a los magos nos deja un sabor agridulce. Por un lado, el juego ha captado el interés pero, por otro, no ha quedado concluso. Y lo que es peor:

¡Pocas veces se puede satisfacer tal petición!

¿Pero qué significa realmente tal solicitud? ¿Qué pretende el espectador cuando nos la formula?

En realidad, si el  espectador nos pide que hagamos un efecto otra vez, pueden darse una de estas cuatro situaciones.

1. El espectador quiere volver a ver el efecto para intentar “pillar” la trampa.

Sí. Es lo que hay. Todo mago experimentado debe ser consciente de esta argucia básica del espectador.

2. El espectador quiere volver a ver el juego porque ahora un amigo suyo está presente y quiere ver la cara que pone ante el efecto.

En este caso se pueden dar dos situaciones:

a. Que el espectador disfrutara el juego la primera vez que lo vio y quiera compartir la emoción mágica con su amigo sin más.

b. Que el espectador se quedara con ganas de conocer el secreto y pretenda descubrirlo ahora con el pretexto de que lo vea el amigo (amén de que la capacidad analítica del amigo pueda ser superior a la suya, revelándole éste después el secreto que se le escapó).
¡Qué mal pensado soy! ¿Verdad?

3.  El espectador no ha entendido el efecto en parte o en su totalidad.

4. El espectador ha entendido el efecto pero se le ha quedado cierta insatisfacción tras presenciarlo. Es como si se hubiera quedado con ganas de más, de disfrutarlo con  más intensidad.

Cuando se dan los supuestos 3 y 4, es que el juego adolece de falta de claridad.

A mi entender, la claridad (junto con la limpieza, la potencia del clímax y la resistencia al análisis) es uno de los cuatro pilares básicos sobre los que se apoya un juego bien estructurado.

¿Pero qué es la claridad?

Yo definiría la claridad es la cualidad de un juego que permite que se entienda y constate fácilmente tanto su efecto como sus condiciones de imposibilidad.

También he escuchado a algún autor con acierto que un juego es claro cuando cualquier persona que lo haya presenciado más tarde describírselo a otra en pocas palabras.

Además, dicha persona le dejará bien claro a su interlocutor que el misterio no tenía solución  posible,  dadas las condiciones del efecto.

Por ejemplo, tras presenciar una carta ambiciosa, alguien le podría comentar a  un amigo:

¡Tío, la carta subió varias veces y además estaba firmada!

¿Sin embargo, cuántas veces en magia se realizan rutinas complejas, desconectas y sin sentido?  Cuando luego le preguntamos al profano sobre lo que ha presenciado, nos suelta algo así:

No recuerdo muy bien, pero estaba muy guay…

La claridad depende del juego elegido y de nuestra forma de realizarlo.

Según Ascanio, la claridad debía ser el primer caballo de batalla del principiante. En sus inicios, el neófito podía, dada su inexperiencia, descuidar otros aspectos de su magia,  pero nunca éste.

El maestro insistía en recomendar manejos lentos y posturas los más abiertas posibles de brazos y manos. Y lo hacía precisamente porque este consejo es difícil de seguir cuando se empieza en magia, ya que a menudo el impulso natural del principiante es adoptar posturas cerradas y terminar el juego cuando antes para  evitar que le “pillen” la trampa.

Le he escuchado muchas veces a mi maestro Luis Arza el mismo comentario a los maguillos jóvenes que se inician en la maga y que acaban de hacerle un efecto complejo y lleno de ostentosas florituras:

Muy bien todo pero… ¿cuál es el efecto?

Que es otra forma de sutil de decir que el juego adolece de claridad.

Trataremos la claridad con frecuencia en este blog, así como los recursos, principios y conceptos teóricos que permiten potenciarla.

2 comentarios:

  1. Que maravilla levantarse un domingo, meterse en el Facebook y ver que Mariano ha actualizado!

    El artículo es buenísimo, solo una pequeña intervención. Creo que lo que Luis persigue con su frase: Muy bien todo pero… ¿cuál es el efecto? (Que todos hemos sufrido jaja) Es la claridad en la idea, en la cabeza del mago, por muchas posturas amplias y abiertas que adoptemos, nunca seremos claro si no tenemos muy claro el efecto, si no sabemos definir en dos frases un juego.

    Y muchas veces los jovenes maguitos (entre los que me incluyo) pretendemos hacer juegos para usar la mayoría de técnicas que conocemos o hemos aprendido y ponemos el juego al servicio de la técnica, cuando creo que debería ser al reves. No Mariano¿?

    PS: Lo más seguro es que el comentario sea una tontería pero... po iho!


    Fdo: Quique

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  2. Exacto. Lo mismo que el profano que asiste a un juego claro lo puede describir en pocas palabras, también el mago tiene que tener en mente una escueta y clara descripción del efecto para luego poder comunicarlo al profano.

    Un placer tenerte por aquí.

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