viernes, 5 de octubre de 2012

SINTAXIS DE LOS EFECTOS DE CAMBIO por Mariano Vílchez




El artículo de hoy pretende examinar una serie de esquemas estructurales posibles a los que podemos recurrir para construir los efectos que personalmente denomino de cambio. Tales efectos pretenden el objetivo ascaniano de contrastar una situación inicial con otra final (1).

Por poco que se cuide su construcción, estos efectos pueden beneficiarse de una gran claridad, cualidad clave tanto para la comprensión del efecto por parte de los espectadores como para otros propósitos que escapan a la temática de este blog (2).

Lo mismo que la sintaxis como disciplina lingüística estudia los preceptos que rigen la combinación de constituyentes para el surgimiento de unidades superiores comprensibles y funcionales (sintagmas, proposiciones y oraciones), así la combinación de ciertos constituyentes (trampa, falsa continuidad, falsa discontinuidad, falso efecto, situación inicial, situación final, etc…) puede, siguiendo ciertas reglas y esquemas, dar lugar a construcciones funcionales y eficientes para un efecto dado.

Os propongo hoy cinco esquemas básicos que vamos a desarrollar brevemente y a ejemplificar con dos efectos, el del cambio de color de una baraja y el de una cuerda rota y recompuesta.

Hoy no hay foto. Teoría pura a palo seco. Sólo los seguidores más forofos se tragarán todo el tocho que sigue. Eso sí, acompañaros de una copa de vino, whiskey o cognac. Yo optaría por lo último.




1. Efectos de cambio real  por  acción tramposa previa a una falsa continuidad       

Este primer tipo de efectos seguiría el siguiente esquema:

Sit A ----- (Sit A)---------------------Sit B ,  
            t

donde Sit A es la situación inicial, t es la acción tramposa, (Sit A) es la falsa continuidad o acción de continuidad aparente (en realidad ya es situación final B) y Sit B la situación final.

Un ejemplo sería el siguiente cambio de color de baraja. Cogemos una baraja azul que mostramos abiertamente como tal, extendiéndola en cinta sobre el tapete e incluso dándola a examinar a los espectadores. El efecto es de cambio “real” porque realmente partimos de una baraja azul y al final terminaremos con una roja.

A continuación, mediante algún ardid (acudiendo al bolsillo justificadamente o mediante descarga e inserción de la nueva baraja con la otra mano desde la posición tenkai de la otra mano desde el regazo), cambiamos secretamente la baraja azul por otra roja  (trampa t) pero,  para que no se note el cambio, la nueva baraja tiene una carta azul en la posición superior.

Esto constituye una falsa continuidad, ya que los espectadores siguen pensando que están ante una baraja azul, por presentar ésta el mismo aspecto que tenía antes del manejo secreto, simplemente por efecto de esa carta extra superior sobre la baraja cuadrada. La falsa continuidad se expresa en el esquema con el paréntesis envolviendo la abreviatura de situación inicial: (Sit A).

Finalmente el efecto se consuma deshaciéndonos de la carta superior, bien empalmándola, bien volteándola si se trata de una carta de doble dorso azul/rojo.

En el ejemplo de la cuerda rota y recompuesta, partiríamos claramente de dos trozos de cuerda que daríamos a examinar claramente al principio del juego.

Entonces, mediante algún ardid (por ejemplo yendo al maletín con alguna excusa), cambiaríamos esos dos trozos por una única cuerda doblada hacia abajo con una cabo extra, también doblado, en la parte superior de la misma con las puntas hacia arriaba, todo ello sostenido por la mano de modo que parezca que empuñamos dos trozos de cuerda según el principio clásico. Esto sería una falsa continuidad  (Sit A) porque el espectador seguiría asumiendo que sostenemos los dos trozos iniciales de cuerda, cuando en realidad el mago sostiene una cuerda entera y un cabito.

Al final, el efecto se consuma con algún manejo que muestre finalmente la cuerda entera con el cabo insertado a continuación de la misma, sostenido en una de las manos, según el manejo clásico en este tipo de efectos.


Ventajas e inconvenientes

Este esquema es uno de los esquemas más funcionales y eficaces posibles. Su principal ventaja es que la trampa principal t sucede en algún momento de la exposición, cuando la atención de los espectadores aún no es plena. Inmediatamente después, mediante una falsa continuidad, el mago prueba que NADA HA CAMBIADO como resultado de cualquier manejo previo (incluido el tramposo) y que, efectivamente, seguimos en la situación inicial Sit A, cuando en realidad no es así.  Entonces, en el momento en que los espectadores están más atentos, el mago puede revelar el cambio y pasar a la situación final Sit B, sin que éstos tengan pista alguna de cómo ha podido ocasionarse la transformación.

El único inconveniente de este esquema es que no se puede aplicar a todos los efectos de cambio, aunque es ideal en su estructura.




2. Efectos de cambio real por DISCONTINUIDAD REAL Y acción tramposa previa a una falsa continuidad

Estos efectos seguirían el esquema siguiente:

Sit P -------- Sit A ------- (Sit A)---- Sit B ,
            d                  t

donde  Sit P es la situación de partida (que luego coincidirá con la situación final B), d es la acción de discontinuidad real, Sit A  es la situación inicial que queda establecida tras la acción de discontinuidad, t es la trampa, (Sit A) la falsa continuidad y Sit B, la situación final, que además suele coincidir con la situación de partida Sit P.

Este esquema es similar al anterior, sólo que no se parte directamente de una situación inicial, sino que se llega a ella por la ruptura de una situación de partida, es decir por una discontinuidad real. En esta estructura sintáctica, a menudo la trampa t consiste en un cambio de elemento.

Siguiendo con el ejemplo de la cuerda rota y recompuesta, aquí partiríamos de una cuerda entera que daríamos a examinar (situación de partida SP). Entonces romperíamos (o quizá el propio espectador) la cuerda claramente en dos trozos, pudiéndose examinar tal división. A continuación, como en el esquema primero, mediante algún ardid cambiaríamos esos dos trozos por una única cuerda con el cabo extra, a modo de falsa continuidad, para finalmente recomponer la cuerda del modo ya citado.

La diferencia pues, sería que en el primer esquema visto la cuerda se presentaría ya dividida, mientras que en el segundo se partiría de una cuerda entera y a continuación se daría la discontinuidad real, que sería nada más y nada menos que su ruptura a manos del mago o del espectador.

En este ejemplo tal vez el segundo esquema sería más lógico por dos razones. En primer lugar por la claridad que supone que el espectador dividida él mismo claramente la cuerda y el conflicto que toda ruptura supone, como problema a resolver. En segundo lugar nos beneficiaríamos del carácter cíclico del juego: partimos de una cuerda entera y terminamos con ella, si bien en medio se ha dado el contraste entre la situación inicial (Sit A), creada por la ruptura de la situación de partida Sit P, y la final (Sit B).


El esquema no funcionaría demasiado bien con el cambio de color de baraja. Sería absurdo partir de una baraja roja para intercambiarla abiertamente por una azul (discontinuidad d) con el propósito posterior de convertir esa nueva baraja azul en roja (volviéndola a cambiar, en primer lugar, mediante alguna acción tramposa, por otra roja con una carta azul encima y deshaciéndonos en segundo lugar  esa carta extra para mostrar luego la transformación final).

Obviamente no todos los esquemas que presentamos aquí son igualmente eficaces con todos los efectos posibles, sino que cada cual se adapta mejor a un tipo de efectos determinados.


Ventajas e inconvenientes

La gran ventaja de este esquema es que la situación inicial queda perfectamente establecida con por la clara discontinuidad inicial, que le propio espectador ha podido incluso establecer. Si ha cortado claramente la cuerda al principio, entonces siente con total certeza de que partimos de una cuerda absolutamente rota, lo cual favorece el contraste ascaniano.

El inconveniente es que, tras la discontinuidad, la atención de los espectadores es mayor, por lo que será más difícil “colar” cualquier trampa a posteriori, y ello a pesar de que luego podamos quitar la sospecha del manejo tramposo mediante una consiguiente falsa continuidad.




3. Efectos de cambio aparente  por  autoconvencimiento     

Estos efectos  cumplen el esquema siguiente:

(Sit A) -------------------- Sit B ,


donde (Sit A) es la falsa situación inicial que se asume por autoconvencimiento y Sit B, la situación final. En realidad en este tipo de efectos no sucede cambio alguno, ya que en todo momento la situación es realmente B, de ahí la denominación de “cambio aparente”. Lo que se hace realmente es presentarla la situación B (final) como A (inicial) al principio del juego, y ello a base de una serie de acciones sedales iniciales cuyo propósito es que se asuma esta falsa situación inicial (Sit A).

Estas acciones sedales son similares a las acciones de continuidad aparente, sólo que no pueden ser llamadas así, al no poder hablarse de “continuidad” de algo que no se ha establecido claramente al principio del juego. Y es que aquí a situación inicial no se muestra de forma abierta y contundente a los espectadores, sino que se pretende que éstos la asuman a base de sutiles manejos y detalles psicológicos.

Un ejemplo de lo que es un juego de falso cambio en el efecto de transformar la baraja de azul en rojo sería, en vez de partir de la baraja azul como en el caso anterior, partir directamente de la baraja roja con las dos cartas de dorso azul en posición superior. En este caso no podríamos dar la baraja a examinar al principio del juego para que los espectadores comprobasen que es azul, sino que deberíamos actuar de modo que se asumiera así sin tener que mostrarla abiertamente.

Para ello realizaríamos ciertas acciones sedales que, correctamente ejecutados, propiciarían el autoconvencimiento de que realmente partimos de una baraja azul.

He aquí algunas de ellas:

1. Podríamos sacar la baraja de un estuche de color azul.

2. Podríamos dejar la baraja sobre la mesa al principio de juego para que la visión de la carta azul superior propicie la asunción inconsciente de que la baraja es azul.

3. Podríamos mezclar y cortar de modo que siempre se viesen sólo los dos únicos dorsos azules de la baraja.

4. Por supuesto nunca afirmaríamos directamente que “la baraja es de dorso azul” porque tal afirmación quedaría automáticamente cuestionada. Si acaso recurriríamos a formas verbales indirectas para dar a entender tal idea.

Una vez asumida la falsa situación inicial (Sit A), ya podemos proceder con la transformación del color de la baraja, deshaciéndonos de las dos cartas azules de alguno de los modos citados anteriormente, bien empalmando las dos cartas, bien girándolas si son cartas de doble dorso azul/rojo.

En el efecto de la cuerda rota y recompuesta, el esquema se aplicaría sacando desde el principio cuerda y cabo doblados con las puntas hacia fuera y sostenidos por una sola mano, simulando desde el primer momento que tenemos dos mitades para luego proceder a la recomposición del modo arriba indicado. 

Obviamente, en este caso el esquema no funcionaría muy bien, ya que, a diferencia del cambio de color de la baraja, no habría apenas acciones sedales a las que recurrir para que  los espectadores asumieran que tenemos realmente dos mitades de cuerda en la mano, ya que la posición no permite apenas manejo alguno.


Ventajas e inconvenientes

Este esquema es sin duda uno de mis favoritos. Con él estamos muy cerca de la magia verdadera, ya que no se da la necesidad de realizar ninguna acción tramposa principal (por ejemplo no hace falta cambiar de baraja para conseguir el cambio de color de la misma). Estamos en el dominio del concepto estructural de técnica inexistente formulado por Luis García.

El inconveniente es que este esquema no siempre es aplicable a cualquier efecto que nos planteemos crear. Si bien hay que decir que, una vez que se conoce y se domina, es posible aplicarlo en más ocasiones de las que podría parecer en un principio. La magia de Manu Montes, defensor a ultranza del concepto de autoconvencimiento, abunda  en ejemplos en ese sentido, sin olvidar a Luis García y la maravillosa construcción de su bella durmiente.




4. Efectos de cambio  aparente por  falsa discontinuidad        

El esquema de estos efectos es el siguiente:

Sit P  ------ (Sit A)----------------------Sit B ,
            fd

donde Sit P es la situación de partida (que luego coincidirá con la situación final Sit B), fd es la acción tramposa de falsa discontinuidad que en realidad no cambia nada, (Sit A) es la falsa situación inicial (falsa porque seguimos en la situación de partida P, que luego coincidirá con la situación final B) y Sit B, la situación final (que, insisto, coincide con la de partida).

Dicho de otra manera, partimos de una situación que fingimos alterar para mostrar al final que las cosas están de nuevo como al principio, cuando en realidad lo que ocurre es que siempre estuvieron así, pues nunca cambiaron en primer lugar.

La acción de falsa discontinuidad hace que los espectadores asuman que la situación de partida ha cambiado, cuando no es así, por lo que partimos de una situación inicial falsa. En este sentido este esquema se parece al anterior de los efectos de cambio aparente por autoconvencimiento, ya que el espectador se autoconvence de una falsa situación inicial, sin llegar a constatarla plenamente. Lo único que hace es asumirla al creer que la situación de partida realmente ha cambiado, cuando no ha sido así, por el engaño de la falsa discontinuidad.

Lo mismo que en el esquema nº3, aquí no cabe hablar de acción de continuidad aparente tras la asunción de la falsa situación inicial (Sit A) por parte de los espectadores, precisamente porque no puede haber continuidad de una situación que nunca fue real ni se estableció claramente al principio.

En cambio sí que podríamos establecer con el esquema previo, alguna acción sedal para favorecer el autoconvencimiento.


Este esquema encajaría perfectamente en el efecto de la corda rota y recompuesta, en su conocida versión del corte de bucle que parece cortar la cuerda por la mitad, pero que en realidad sólo corta un pequeño cabo que se puede disimular en el manejo final.

En este caso, la situación de partida  Sit P sería mostrar claramente la cuerda entera al principio del juego. Tal situación de partida se podría establecer con total claridad dando a examinar la cuerda al principio del juego.

Fd  sería la falsa discontinuidad acción de discontinuidad aparente, que es el hecho de simular cortar la cuerda por su mitad. Es una falsa discontinuidad, porque la discontinuidad (o cambio que se percibe, el hecho de que la cuerda pase de entera a dos mitades más o menos iguales) es falsa, ya que la cuerda sigue (prácticamente) entera tras el tijeretazo.

(Sit A)  sería la situación inicial (el hecho de que la cuerda esté supuestamente dividida en dos mitades) y la tomamos como situación inicial porque es a partir de ella que se va a producir el cambio o contraste mágico, en el sentido ascaniano, hasta la situación final de la reconstitución Sit B



En el esquema, la nomenclatura que se refiere a la situación inicial va entre paréntesis porque se trata de una situación inicial falsa o aparente. Nunca se llega a establecer claramente que se parte de dos mitades de cuerda, ni se pueden dar a examinar para que el espectador constate o corrobore dicha situación. Dicha situación se asume por autoconvencimiento, precisamente por efecto de la acción de discontinuidad aparente (el tijeretazo).


El esquema no encajaría demasiado bien con el efecto del cambio de color de baraja, ya que habría que partir de una baraja roja, cambiarla por otra pretendidamente azul (en realidad roja con una carta encima azul, esto sería la falsa discontinuidad fd), para luego transformar esa baraja en roja. Un planteamiento de entrada absurdo que, sin embargo, dependiendo de otros factores de la construcción, podría llegar a tener sentido con unos parámetros determinados.


Ventajas e inconvenientes

Este esquema sintáctico es excelente, ya que conlleva dos puntos fuertes, la falsa discontinuidad que el propio espectador puede establecer (él mismo corta la cuerda) y el autoconvencimiento que lleva al espectador asumir una falsa situación inicial como consecuencia de una acción que él mismo ha realizado.

El inconveniente es que, en este caso, es más complicado encontrar efectos que encajen naturalmente con el esquema.




5. EFECTOS DE CAMBIO REAL POR FALSO EFECTO


El último esquema que os propongo hoy es el siguiente:

                  Sit A-------------------------- (Sit B)-----Sit B
                                                                       t

En esta estructura, se muestra falsamente que la situación inicial Sit A ha cambiado a la final (Sit B) mediante alguna estratagema, de modo que el espectador atisba o asuma que el efecto ya se ha producido, cuando en realidad no es así, al menos todavía.

A continuación ocurre una última trampa  t (quizá la principal del efecto), con la que se logra que la situación final aparente (Sit B) sea ya realmente la situación final real Sit B. Normalmente esta trampa ocurre en un momento de cierta relajación de la atención de los espectadores, ya que éstos asumen que el efecto ya terminó. La citada situación final aparente (Sit B) es a la que denominé falso efecto en un artículo anterior.

El ejemplo de falso efecto que puse en aquel artículo era el viaje de la carta firmada a la cajita de Fred Kaps, también conocida en la versión de Roberto Giobbi. En este juego, el mago ha controlado la carta firmada en la posición inferior de la baraja para realizar secretamente un mercury fold, por lo que la tiene doblada y empalmada en la mano izquierda. La cajita tiene una carta doblada indiferente que actúa como dummy y que luego se hará pasar por la firmada.

En el momento en que se abre la caja, los espectadores ven la carta dummy y atisban y asumen que es la firmada. Este sería el momento del falso efecto (Sit B). El paréntesis es debido al carácter falso de tal situación.

A continuación el mago realiza la trampa principal, un shuttle pass cogiendo la cajita y volcándola sobre su mano izquierda. En realidad, la carta doblada “dummy” queda en el interior de la cajita por algún mecanismo de adherencia a la misma, mientras que la carta que se ve ahora en la mano izquierda abierta es ya, lógicamente, la carta firmada que se ocultaba en ella. Todo esto es lo que constituye la principal trampa t.

Ahora la carta se desdobla dramáticamente. Se corrobora el atisbado efecto. Estamos definitivamente en la situación final real Sit B.

Aplicar este esquema al cambio de color de la baraja es complicado aunque factible.

Partimos de una baraja azul que tiene una carta de doble dorso azul-rojo en posición superior y de una baraja roja en el regazo. Mostramos claramente la baraja azul al principio del juego extendiéndola de dorso sobre la mesa.

Luego, en algún momento del juego, volteamos la carta superior con algún manejo conocido manteniendo la baraja cuadrada. Entonces de repente se ve una baraja de dorso rojo, por la ilusión que crea la carta superior sobre el mazo cuadrado (éste sería el momento del falso efecto (Sit B)).

Inmediatamente realizamos el cambio de baraja citado previamente. Sujetando la baraja del regazo en la posición tenkai de la mano izquierda, procedemos a descargar la baraja al regazo con la mano derecha, al tiempo que sacamos la izquierda a la vista. Las manos se juntan al borde de la mesa alrededor de la baraja recién sacada, la mano izquierda por debajo y la mano derecha en Biddle por encima.

Aunque el cambio requiere timing y supone una importante demanda técnica, bien realizado es imperceptible. Ha sucedido la trampa t, inmediatamente después del falso efecto, en el momento en que los espectadores han empezado a asumir el cambio de color.

Con la cuerda rota y recompuesta, también nos podríamos plantear este esquema, aunque no es en absoluto el más adecuado. Podríamos por ejemplo partir de una cuerda normal con las puntas imantadas. Entonces algún espectador podría cortar claramente la cuerda, sin necesidad del manejo del bucle citado previamente. 

A continuación procederíamos a unir la cuerda mediante algún manejo que pusiera en contacto las puntas imantadas, reconstruyéndose la cuerda por la unión de los que fueron sus extremos. Este sería el momento del falso efecto, a continuación procederíamos a cambiarla por otra cuerda entera y normal (trampa t posterior al falso efecto) y se la lanzaríamos al público para que la examinase. La dificultad radicaría en este último cambio (ir al maletín?, faldones en la chaqueta, etc…).


Ventajas e inconvenientes

La ventaja de este esquema es que permite cambios realmente imposibles y fuertes (como el viaje de una carta firmada a una cajita cubierta por una copa) partiendo de unas clarísimas situaciones iniciales.

El inconveniente es que requiere realizar una trampa en el último momento. Si bien dicha trampa ocurre en un momento de menor atención (ya se ha atisbado el efecto y, en el mejor de los casos, hasta se ha asumido), los espectadores aún están pendientes de la corroboración del efecto. Por eso es conveniente que la actitud del mago sea la correcta, por un lado reflejando en su guión interior que realmente ya ha sucedido la magia (tiene que obligarse a sentirlo así) y, por otro, realizando el último manejo tramposo con la máxima naturalidad y tranquilidad, siendo consciente de que para la mayoría de los espectadores el efecto ya ha ocurrido.



CONCLUSIONES

Estos cinco esquemas pueden ser útiles a la hora de pretender construir un efecto de cambio desde cero. El mago puede inicialmente preguntarse cuál es el esquema (o esquemas) que más se puede (n) adecuar al efecto buscado y, a partir de ahí, puede intentar concretar cómo puede aproximarse al mismo en la práctica con los elementos en mano.

Enhorabuena a los seguidores que llegasteis al final del artículo (algunos pocos de un tirón). Que el aroma del coñac (o lo que fuera) os siga acompañando el resto del día… o de la noche.








NOTAS AL PIE

(1) No todos los efectos puede catalogarse fácilmente como de cambio o como expresión del contraste entre una situación inicial y otra final. Pensemos por ejemplo en los efectos mentales o en una levitación.


(2)  Los efectos de cambio expresan el contraste entre una situación inicial y otra final, lo cual puede llegar a ser la expresión metafórica de un cambio deseado dentro del espectador (y por ende en su vida en general). 

Para más información sobre magia metafórica, ver los trabajos de Luis García y los artículos de Vicente Mustieles y un servidor en el blog de Luis Arza “Tertulias mágicas granadinas” cuyo enlace encontraréis en este blog.

















1 comentario:

  1. mariano has sido mi maestro en la escuela y como mago tambien, as sido y seras el mejor un abrazo

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